Nina Kayy no podía creer su suerte. Estaba relajándose en su cocina cuando un negro buenorro se acercó a su ventana para pedirle indicaciones. Como quería asegurarse de que sabía adónde iba, le invitó a entrar para que mirara el mapa y le enseñara a él y a su BBC el camino a su coño. Nada como un rapidito en la cocina con un desconocido bien dotado.