Jenny Wild no podía creer que su albergue fuera mixto. Claro que pensaba que habría chicos, pero no en su habitación. Pero al final resultó ser algo bueno, porque todas las noches, cuando se ponía cachonda, sólo tenía que subir a la litera de arriba y su compañero de habitación le ponía la polla en la mano. Lo que empieza como una paja se convierte rápidamente en un festival de folladas y Jenny es recompensada con una nueva carga de semen en la boca.