Tatiana lo tiene claro desde hace tiempo. Es una abuelita soltera que sigue teniendo un apetito sexual insaciable y sabe que lo único que quieren los sementales universitarios locales es un coño caliente y húmedo en el que mojar sus pollas. Así que prácticamente ya tiene cola en la puerta porque saben que es algo seguro y que su chochito de abuelita está que arde.