A Rebecca Black le gusta sentirse como una damisela indefensa. Está atada por las muñecas con los brazos a la espalda para que su Amo pueda levantarle la falda y azotarle el culito hasta dejárselo rosado. Sus brillantes tacones de aguja rojos la ponen aún más cachonda cuando por fin le permite correrse utilizando un vibrador en su coño.