A Jessie Diamond le gusta mucho sentir las manos sobre ella en todo momento, así que programa un masaje con Ronald tan a menudo como le es posible. Está muy ocupado, así que sólo puede atenderla una vez al mes, pero se mete en su coño lo bastante profundo como para retenerla hasta la siguiente sesión. Nadie puede frotarle el clítoris como este masajista especial, y una vez que ha terminado de follársela bien, se corre por todo ese agujero rosado y usado.