Llévate a casa a una azafata de tu vuelo de negocios cada vez que quieras un polvo asqueroso. Estas putas viajeras van de ciudad en ciudad abriéndose de piernas para cualquier turista que tenga ganas de lanzarles una o dos pegajosas sartas de vómito. Sólo asegúrate de esperar a que se apague la luz del cinturón de seguridad antes de bajarte los pantalones o podría enfadarse mucho contigo.