Un momento las arcadas, al siguiente las risitas... ¿de verdad tenías alguna duda de lo jodidas de la cabeza que estaban esas zorras? Cada pocos segundos, como los camaleones, están listas para cambiar sus rayas y comportarse de una forma totalmente nueva. No intentes descifrarlas, sólo intenta soltarles su semen en la cara para que puedas marcharte antes de que vuelvan a cambiar.