Esta zorra debe de estar acostumbrada a que la envíen a patrullar a pie. Se le sube a la polla enseguida y él empieza a follársela, pero ella nunca se quita los zapatos. Eso es para que pueda encontrarlos fácilmente cuando él acabe en su cara y le diga que se largue. Una clara señal de que ya ha vuelto a casa andando muchas veces.