¿Quién dice que el fuego y el hielo no se mezclan? Keri Windsor demostrará que esa teoría es errónea en esta escena de masturbación en la que esta sensual rubia caliente se desnuda totalmente y empieza a practicar sexo con una escultura inanimada de un hombre de hielo congelado a tamaño real que tiene una polla monstruosa sobre la que ella se sienta y deja que se deslice profundamente en su vagina provocando una sensación incontrolable entre las diferencias de temperatura que desencadenan un orgasmo instantáneo que te deja sin palabras mientras suspiras por sus tetas naturales y su culo de burbujas.