Pues bien, la carrera está en marcha y aquí vienen las señoritas haciendo cola para probar su mano (y su boca) y vencer al reloj y a la competición. Las perillas se engullen ferozmente, las nueces saladas se azuzan y la saliva copiosa vuela libremente mientras estas zorras zorras ven quién puede ir de cero a facial en el menor tiempo posible. Al final, no hay perdedores. Cuando hay una carrera de mamadas, ¡todos ganan!