Toda la película está rodada con el mismo tipo de lustroso atractivo que el director Jerome Tanner lleva años produciendo. La idea es que la encantadora Gwen Summers está recorriendo el cañón de ensueño de Moonlight Canyon y no para de toparse con una situación sexual tras otra. Gwen está intrigada por todas las increíbles oportunidades de tener sexo duro y acaba tan acalorada que se tira encima del primer tío que ve.