Este es el escenario: ligas con una chica en un bar y la llevas al coche, donde te la chupa, pero no te deja correrte en su boca, así que le echas semen por todo el techo, por lo que tu mujer te interroga a la mañana siguiente, provocando el divorcio. Ahora bien, si hubiera sido una buena chica y se lo hubiera tragado, ¡nadie se habría enterado!