Estas amas de casa cotidianas están un poco hambrientas de carne fresca. Y a sus maridos no les importaría perder la "bola y la cadena" el tiempo suficiente como para putear a "la mujer de tu prójimo". Al principio, las damitas se muestran tímidas, torpes y reacias, pero antes de que puedas decir "reciprocidad de vástago", nuestras nenas conyugales están engullendo pollas desconocidas y siendo folladas por el maridito agradecido y mareado de otra.